La mayoría de las veces, cuando un pintor elige tratar un temafilosófico, pinta un texto. Un texto o una frase del texto, un momento de ese texto, una palabra incluso. Como pintar una idea resultadifícil, tiene que pintar un guiño que exprese esa idea en la que seresume todo el pensamiento del filósofo: ese guiño es un detalle,ahora bien el diablo está en el detalle. Lo que hay que ver en unapintura que llamaría filosófica es el detalle que resume estafilosofía.Para Anaxágoras es un candil, unas verduras para Pitágoras, una jarrapara Sócrates y Jantipa, unas lágrimas para Heráclito, una risa paraDemócrito, una copa para Sócrates, una lámpara para Diógenes, unacaverna para Platón, un cocodrilo para Aristóteles, una lanceta paraSéneca, un pan para Marco Aurelio, una concha para Agustín, y estopara permanecer dentro de los límites de la filosofía antigua.De Pitágoras a Derrida, a través de Descartes y Kant, Montaigne yRousseau, Voltaire y Nietzsche entre otros, en treinta y tres lienzos, por lo tanto en treinta y tres filósofos, Michel Onfray propone unahistoria de la filosofía a través de la pintura.