La infancia a veces se debe sentir como una prenda de ropa: llena de etiquetas. Etiquetas que les pretenden definir, y que determinan el lugar que ocupan y ocuparán en el mundo. Eres listo, eres torpe. Eres tímido, eres descarado. Eres guapa, eres simpática. Eres buena, eres mala. Eres fuerte, eres débil. Eres capaz, no lo eres. Puedes, no puedes. Etiquetas que se hacen enormes cuando se conjugan con las comparaciones: mejor que, peor que, más que... como tu hermano, aprende de ella, mira que bien lo hace... En este cuento ponemos el foco en todas las comparaciones que nuestras hijas e hijos arrastran como una pesada carga... Ojo, y no solo nos referimos a las comparaciones que les ?hacen de menos?, porque las comparaciones positivas están llenas de expectativas que sienten que deben cumplir para no fallarnos.
