Somos espejos. Nuestros comportamientos, actitudes, reacciones, palabras e incluso silencios, dicen mucho de lo que somos y de lo que la infancia ve en nosotrxs. No deberíamos olvidarlo nunca. Porque si somos amables, estamos enseñando amabilidad. Si somos personas respetuosas, estamos enseñando respeto. Si callamos ante injusticias, si gritamos en el coche, si abroncamos a otrxs niñxs en una extraescolar de fútbol... ¿qué estamos enseñando? Seamos un espejo bonito, amable, que a veces se equivoca pero sabe pedir perdón. Y hablemos con lxs peques de que también son espejos para los demás, que su manera de estar en el mundo sea ejemplo de buen trato, respeto y criterio propio.
