Los conventos de clausura siempre han constituido uno de los elementos principales de lo recóndito en la ciudad de Sevila. Cuando elpaseante, nativo o turista, pasa ante sus puertas, duda ante sustornos, suele preguntarse por esa corriente subterránea de vida enmitad del tráfago de una gran ciudad. Vemos a monjas que entran ysalen, adivinamos un enorme patrimonio artístico, intuimos pobreza,trabajo callado, remiendos, olemos y compramos dulces y saladosdespués de un "Ave María Purísima"... Manuel Jesús Roldán realiza elinventario de una veintena de ellos con detalle y atento al primor que guardan. Además, en este recorrido se acompaña de su inseparablecámara, Antonio Sánchez Carrasco, para dejar constancia gráfica de unmundo al que pocos tienen acceso y que, por ello, despierta una enorme curiosidad tanto para el sevillano como para el visitante. Este nuevo y exhaustivo trabajo, del autor de Iglesias de Sevilla, nos sumergeen un mundo menos visible pero igualmente lleno de historia, religión, arte, costumbres y rincones tras el velo de una reja.