Diversas organizaciones nos transmitieron su deseo de ser más humanas y de centrarse en las personas, aunque no tenían una idea concreta del significado de serlo ni sabían por dónde empezar a caminar para conseguirlo.
Movidos por este deseo, enseguida nos dimos cuenta de que impulsar la transformación de las personas y las organizaciones humanas solo era posible si nos adentrábamos en la naturaleza de ambas, comprendíamos su proceso de crecimiento y plenitud, e identificábamos las palancas que nos permitirían activarlos tanto a nivel personal como del sistema.
El camino estaba claro: identificar esas claves y, desde ahí, construir metodologías bien fundamentadas que facilitaran y acompañaran a las personas y organizaciones durante el proceso desde una orientación muy práctica.
En todo momento tuvimos claro que no queríamos saber por saber, investigar por el gusto de conocer. Lo que nos impulsaba era averiguar para poner en práctica acciones e identificar itinerarios concretos de aplicación que realmente mostraran cómo hacerlo.
Así surgió la Cátedra Irene Vázquez, Empresa Centrada en la Persona (CIV). Tal y como explica el primer documento de trabajo que escribimos el equipo de investigación que la pusimos en marcha, la CIV surgió con la intención de responder a todas las necesidades anteriores.