Cada flor guarda un secreto. Cada jardín, una segunda oportunidad.
Brillante, sensible y profundamente humana. Carla Gracia irrumpe en el panorama literario con una novela que cautiva los sentidos y deja una huella en el corazón.«Se busca persona sensible y trabajadora para despertar un jardín en una finca en el Ampurdán. Abstenerse personas alegres y entrometidas», dice el anuncio que Iris ve en la floristería de su tío poco después de dejar a su novio y su bien remunerado, pero poco satisfactorio, trabajo en un banco. Por desgracia, cumple con las condiciones: la alegría es un bien escaso en su vida y bastante tiene con sus problemas para entrometerse en los de otros.
Ese mismo día, sus amigos la convencen para que salga a ahogar las penas y una extraña pitonisa le lee una mano de cartas tan peculiares como ella, pues lo que se dibuja allí son varias flores. ¿Le están señalando un destino? Y, llámalo premonición o coincidencia, su abuela materna era del Ampurdán, allí pasaron muchos veranos de niñas y había albahaca en el umbral de su
